Trozos de popó

Expongo a continuación los comentarios negativos más frecuentes que me han hecho, y les doy respuesta

Eres una snob pretenciosa, y te crees la gran escritora.
O sea, no. Es bastante improbable que me gane el premio nobel de literatura o un pulitzer. Lo que pasa es que no soy tan insegura como para dejar de hacer algo que me late solo porque no soy la mejor. Señor, le presento una actividad desconocida para usted: "Pasatiempo".

Estás muy fea.
Pero cojo bien rico.

No es cierto, coges bien gacho.
Bueno, no me contrates.

Cobras caro.
Ver respuesta anterior.

Eres una puta asquerosa y arderás en el infierno.
¡Oh! Pero no hablemos de mí. Mejor cuéntame acerca de tu vida perfecta. Esa en la que ganas un dineral haciendo lo que te gusta. De tu moral y reputación intachables. De tu honestidad y caridad hacia los más necesitados. Cuéntame como le hiciste para amar y ser amado por todas las personas de tu alrededor, y dime qué estás haciendo para mejorar el país.

Por puta, nadie te quiere.
Porque soy puta nadie me quiere, soy puta porque nadie me quiere, yo no quiero nadie, tú no quieres a nadie, me dices que nadie me quiere porque a ti no te quiere nadie, nadie quiere a nadie, Dios no nos quiere a ninguno, Nietzsche no cree en Dios y tu comentario hace llorar al niñito Jesús.

No es por puta, nadie te quiere porque eres desagradable.
¡Carajo! No sé que responder a eso, espero que no sea verdad.

Das pena ajena, no tienes autoestima.
Este... gracias, pero no me estás ayudando mucho.

Estás pero si bien loca.
¡Amigo, observa a tu alrededor! ¡Todo el mundo está loco!

¡Cínica!
Obvio, hasta es cliché. Nomás me faltan los tacones rojos de charol y la peluca rubia.

Tu blog es una farsa.
¡La vida entera es una farsa!

Eres bien sangrona. El otro día te mandé un mail en buena onda y me mandaste al diablo.
Pero fue porque me invitabas a cenar/comer/tomar café/ir al cine y no puedo aceptar las invitaciones a salir de todo el mundo. Mucho menos las de desconocidos, mucho menos sin ingreso económico de por medio. Así que no acepto las de nadie. ¿O sea, quién subió mi perfil a www.match.com y no me avisó?

No. Yo te mandé un mail súper positivo y ni me lo contestaste.
En el que prácticamente me dabas a entender que estoy arruinando mi vida por dedicarme al sexoservicio y que estoy bien tonta porque no aprovecho mis "cualidades artísticas y literarias" haciéndome millonaria escribiendo libros.

Estás a la defensiva.
Sí, qué joda. Y no sabes el coraje que me da eso de no poder cotorrear chido con la gente, porque mientras esté a la exposición de la opinión pública no puedo confiar en nadie. O sea, vean nomás como está el país hecho un desastre a causa de la inseguridad. ¿Entienden los peligros del sexoservicio? Yo sí.

Pues si no te gusta tu trabajo, déjalo.
Mi trabajo tiene muy cosas bonitas y cosas medio aburridonas, pero lo positivo supera por mucho a lo malo, si no fuera así, efectivamente ya lo hubiera dejado. De lo que me estoy quejando no es de mi trabajo, sino de la crítica malintencionada y ociosa.

Las prostitutas están para ser usadas y no deben dar su opinión.
Emm... Creo que tú no deberías existir.

¡Pft! Otra feminista.
¡Miren, un misógino! ¿Cogemos?

¿Aterrador, querido lector? 

¡Hola, bienvenido al internet!

Toda la mala leche viene no sé de dónde. Pero es cansado, no las primeras veces, no el primer mes, ni el segundo. Es la constante y deliberada maldad con la que escriben. Ahora entiendo a todos esos artistas de la tele. Pobres, no se puede mover un pie sin que haya alguien que diga que lo moviste feo.

Sin embargo, nada de esto tiene que ver con la gran mayoría de mis clientes, al contrario. En primera, porque gracias al dinero que me pagan he podido superarme en muchos sentidos. Y en segunda, porque con casi todos me la he pasado genial en la cama y me han hecho sentir la mujer más sensual y hermosa del Universo.

Sé que también hay gente que ha seguido mi blog por un buen rato y todo el tiempo me mandan mensajes positivos y buena vibra, tampoco va dirigido a ellos. Lamento si no siempre los tengo tan en cuenta. A veces lo malo suena tan fuerte que ya no presto atención a nada más.